A la narrativa se le asocia con las construcciones imaginarias y no científicas, ya que no posee proposiciones verificables o universales. Sin embargo, habría que enfatizar que la narrativa es ante todo interpretación, es una forma de construir, de aprender la realidad social. La interpretación busca comprender lo ya acontecido en un contexto histórico y determinado. Las diferentes acepciones de la historia no la cambian sino la enriquecen. La narrativa histórica adquiere sentido en los niños cuando se le da el enfoque adecuado, es decir, el hecho histórico en sí debe presentar una problemática vista desde diferentes ángulos. Para su desarrollo se debe contemplar el interés y la motivación del grupo, tarea compleja para los docentes en general, por ello, se debe estar preparado con todo el material necesario, impreso, audiovisual, manipulable, etc.
La narrativa es muy indispensable y fundamental en la enseñanza de la historia porque aspira a llegar más allá del conocimiento superficial o anecdótico que contienen los libros de texto. Pretende que el alumno comprenda, interprete, analice, reflexione y publique ya con sus propias conclusiones.
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